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viernes, 26 de abril de 2013

COMO CREAR UN LUGAR DE PODER

Entramos en uno de los temas importantes de radiestesia y alquimia. Los conocimientos ancestrales de estas disciplinas fueron desarrollados para aplicaciones prácticas y ésta es una de ellas. Si nos remontamos a la antigüedad hasta el origen de los tiempos en que la humanidad empezo a cubrir la Tierra (al menos, la humanidad presente, que es de la que tenemos mayor información ya que se datan hasta trece civilizaciones anteriores a la nuestra sobre este planeta), veremos que, desde el origen aparecen grupos artificiales de piedras, megalitos, dólmenes, menhires, taulas, cromlech, etc que, supuestamente, tendrían un carácter ceremonial o religioso. Obviamente, estos lugares, aparentemente arbitrarios en su elección, deberían reunir alguna condición especial para ser elegidos con motivo de una función tan relevante como esta.


Aparentemente, nada distingue estos emplazamientos de otro cualquiera, así que veamos que ocurre a los ojos de la geobiología. Lo primero que vamos a encontrar, siempre que estas construcciones sean auténticas, es una alteración cosmotelúrica, normalmente producida por la coincidencia de venas de agua con cruces de las redes geomagnéticas terrestres. Sabemos que, en principio, cualquier alteración telúrica de estas características puede suponer un grave riesgo para la salud de quienes se exponen a ella de forma prolongada, pues su nivel bioenergético suele estár por debajo de las 6.000 UB (Unidades Bovis) que sería el límite inferior de tolerancia humana, a partir del cual, resulta nociva la exposición a un campo geomagnético. ¿Porqué, entonces, situaría alguien un altar o un lugar que requeriría, cuanto menos, unas condiciones especialmente favorables?


En realidad, también existen alteraciones cosmotelúricas favorables en la naturaleza, por encima del nivel biótico humano (aproximadamente, entre 6000 y 7500 UB), en rangos de 9000, 11000, 13000, 19000, 24000 y 33000, UB las más conocidas y que reciben el nombre genérico de vórtices para distinguirlos de las geopatías. Estos puntos son difíciles de localizar y se requiere una sensibilidad muy desarrollada pues es necesario utilizar técnicas de teleradiestesia para detectarlos. Es decir, si fuéramos con las varillas o el péndulo por encima de estos puntos, no los detectaríamos a no ser que diera la casualidad de habernos codificado específicamente para ello y que pasaramos casualmente por encima. Esta circunstancia hace que, incluso muchos expertos en geobiología no los consideren como algo que existe en la naturaleza. Por otro lado, aquellos que sí son capaces de identificarlos por sus excepcionales capacidades teleradiestésicas, como Epifanio Alcañiz, son reacios a pensar que se pueda revertir la polaridad, digamos así, de una geopatía. Mi opinión es que ambos están en en lo cierto y, además, existe una tercera opción, que es la de crear un vórtice de manera artificial.

¿En que baso esta afirmación?  Las famosas tres pirámides de Egipto en Giza, por ejemplo, se encuentran formando una posición que es un reflejo de la constelación de Orión vista desde la Tierra. Esta configuración, conociendo la extraordinaria aficción de los antiguos egipcios por la astrología, resulta excesivamente coincidente para ser casual, no hablemos ya de los tres vórtices que existen en las pirámides. Por tanto, podemos aventurar que dichos vórtices no son naturales, sino creados ad hoc ¿por quién? ese es otro cantar.

Aparte de esto, también es importante saber qué es un vórtice ó, al menos, a qué llamamos de esa manera. En realidad, parece ser que todo campo de energía donde existe un componente intencional, es decir, donde interviene un cierto nivel de conciencia, adquiere negantropía ó entropía negativa, un concepto negado por la segunda ley de la termodinámica y que, sin embargo, es la única explicación plausible a que vivamos en un universo tan absolutamente ordenado. La estructura de estos campos se encuentra sometida a un movimiento cíclico reproduciendo la forma de un toroide, un movimiento sinfín en forma de espiral tridimensional cerrada que recorre esta superficie. La energía circularía, por un lado, desde la superficie exterior hacia el norte magnético y, alcanzado este, recorrería una espiral con forma de remolino hacia el centro, como el agua de un desagüe. En este proceso se produciría una progresiva compresión de carga implosiva, aumento del orden estructural o negantropía, hasta alcanzar la singularidad en el centro, lo que en física llaman agujero negro si coincide en un punto. La entropía, por otro lado, sería también una fase explosiva del movimiento anteriormente citado, una parte imprescindible, ya que no se puede ordenar lo que ya está ordenado ¿correcto? (estaríamos hablando una expresion gráfica tridimensional del diagrama chino del Yin Yang, donde cada parte se convierte en su contraria en un movimiento cíclico permanente).


En condiciones normales, simples, un toroide tiene un canal de implosión y otro de explosión con una singulariadad en su centro, dejémoslo ahí. Cuando se trata de un organismo de alta complejidad, como el caso de un planeta y más aún, un planeta tan "activo" como el nuestro, es fácil que aparezcan vórtices secundarios como, en realidad ocurre. En el caso de planetas y astros en general el vórtice principal tiene una dirección axial N-S y los vórtices secundarios serían como "poros" (o portales) de respiración electromagnética (en el caso del sol, sin ir más lejos, podemos identificarlos visualmente en las denominadas "manchas" solares). De forma natural, estos vórtices surgen de forma espontánea y, aparentemente, aleatoria en los puntos en que existe una tensión determinada. Esta tensión necesaria se puede producir también por medio de técnicas o procedimientos voluntarios.

Por tanto, tenemos estas tres opciones. Bien encontramos un vórtice y lo aprovechamos (normalmente, no va  a ser el lugar más adecuado pero se puede aprovechar),


El Escorial

bien encontramos y lugar geopático y lo armonizamos o bien, de acuerdo con mi exposición, elegimos el sitio y creamos un vórtice artificialmente. En principio, lo más fácil es lo segundo ya que, cuando buscamos una geopatía, lo hacemos en un ámbito restringido y sabemos que la acumulación de varias alteraciones, casi siempre, es más geopatógena. Entonces ¿qué podemos hacer cuando nos encontramos con una geopatía? La respuesta es armonizar el lugar con operaciones de geopuntura, exactamente como hacian nuestros ancestros,...


y, exactamente, como hacen en la actualidad quienes desean acumular poder.

Vaticano

Washington

No obstante, nuestros ancestros eran más cuidadosos con las energías que manejaban y sumamente respetuosos con las leyes naturales, entendiendo que las mejores condiciones para que el hombre desarrolle sus actividades y sus facultades físicas, emocionales, intelectuales y espirituales dependen de la armonía que haya conseguido establecer con su entorno. Para ello, existían quienes se dedicaban enteramente al entendimiento de las leyes de la naturaleza y a estudiar las formas de relacionarse e interactuar con ellas. Llegado el punto en que se descubrió la forma de armonizar una alteración cosmotelúrica para convertir un lugar geopatógeno en un lugar de poder, empezaro a utilizarse estas configuraciones, primero en forma de menhires, la versión original de los actuales obeliscos que inundan los centros de poder mundiales, luego en forma de dolmen, taulas o puertas y, más adelante, en forma de configuraciones circulares, recintos de configuración astrológica y combinaciones de las anteriores hasta empezar a construir templos. Todos estos lugares sagrados se denominan también lugares de poder, entendiendo que el influjo energético que se activa en ellos puede concentrarse para que un personaje sea capaz de canalizar su intención y alinearla con la voluntad cósmica de un modo determinado. 


Existen multitud de configuraciones que pueden dar como resultado la armonización de una alteración telúrica, sin que exista una regla fija o predeterminada. Algo que resulta de suma importancia y difícil de asimilar con el intelecto es que, en este tipo de actuaciones, domina más la parte ritual, intencional y simbólica que la acción física en sí. Por ello, a los efectos de armonización de cualquier espacio, se requiere una preparación e intención adecuadas para producir unos efectos favorables. Afortunadamente, esos efectos son medibles y comprobables. Existen técnicas de acupuntura terrestre que pueden utilizar determinadas varas de especies vegetales en sustitución de las piedras. En todos los casos, lo importante es establecer un interface con la Tierra a modo de conexión energética. El funcionamiento de estos fenómenos daría para mucho más de lo que aquí se pretende abarcar y , sin embargo, su conocimiento resulta imprescindible para su aplicación.


Con el tiempo, la especialización de estas técnicas ha dado lugar a la introducción de la geometría como un ingrediente adicional de los lugares de poder, potenciando las energías propias del lugar con cualidades añadidas contenidas en la información geométrica. Sabemos que existen formas capaces de generar campos energéticos. Estos campos se forman a partir de las denominadas ondas de forma, una forma curiosa pero acertada de describir el fenómeno por el cual una forma es capaz de generar por sus geometrías internas, sus colores o por su simbolismo, sin más, un campo electromagnético. 


Como ya hemos dicho en varias ocasiones, cualquier campo de energía es susceptible de interferir sobre otros dentro de sus límites de influencia. Si, además, entendemos que cualquier forma de pensamiento genera una onda de forma-pensamiento capaz de interferir con la realidad que nos rodea, ésta se vuelve mucho más compleja de lo que aparenta.

domingo, 21 de abril de 2013

ARQUITECTURA INTEGRATIVA PRÁCTICA I: ESCOGIENDO EL BUEN SITIO

Si, como suele decirse, una imagen vale más que mil palabras no es menos cierto que un ejemplo puede valer más que mil teorías. De nada sirve acumular conocimientos e información si no aplicamos las leyes de la distribución para que esa información pueda ser útil a otros. La energía debe fluir y para ello debemos alimentar el ciclo sagrado de dar y recibir. Por esta misma razón, esta información circula con la intención de alimentar los espíritus inquietos de aquellos que realmente buscan algo para mejorar el mundo a su alrededor y no se trata de un conocimiento que debe ser acumulado para uno mismo. Esto no es banal ni gratuito.

Dicen los que saben que no es lo mismo predicar que dar trigo. Yo estoy de acuerdo. Poner una teoría en práctica, cuando esta procede de fuentes muy variadas y dispersas entraña un gran riesgo, el riesgo de caer en la contradicción durante el proceso necesario de síntesis pues, no todas estas fuentes, coinciden en sus fundamentos y podría ser ciertamente aventurado pretender hallar el nexo común fundamental que las unifique bajo los principios de la ARQUITECTURA INTEGRATIVA. Sin embargo, eso pretendo. El lector inteligente deberá no perderse en las palabras y atender al fondo de las cosas, pues existe un metalenguaje que trasciende lo aparente. Así fué siempre y así debe ser.


Cuando iniciamos un proyecto siempre partimos de una información que actúa como punto de ignición del proceso creativo. En un paralelismos metafísico hablaríamos de la mónada, el punto o centro del que surgirá, de forma expansiva, un despliegue de intenciones y reflejos que se retroalimenten contínuamente en materialidades cada vez más complejas y concretas, exactamente igual que ocurre con la creación del Universo y el célebre Big Bang ya que, como reflejos de la luz divina que somos, tendemos a actuar según los mismos patrones que el Creador para producir nuestras pequeñas creaciones.

En este caso, buscamos una localización natural adecuada a un proyecto de enfoque ambientalista cuyo programa se concretará y desarrollará más adelante dependiendo, entre otras cosas, de aquello que hayamos encontrado. Por tanto, partimos de una idea con cierta flexibilidad lo cual es importante pues, aquello que es demasiado rígido, se vuelve a menudo frágil y quebradizo.

Después de rastrear una amplia zona, consultar catastros, ortofotos y cartografías varias, se han seleccionado una serie de fincas que reúnen las condiciones deseadas de las cuales, tras las visitas oportunas, hemos escogido la definitiva por reunir las mejores posibles. Se trata de una parcela rústica de algo más de una hectárea, situada en Suelo No Urbanizable de Especial Protección Forestal, de acuerdo con la denominación específica del Plano de Clasificación del Suelo de las Normas Urbanisticas Locales, que no vienen al caso. Este emplazamiento presenta una serie de restricciones e inconvenientes en cuanto a la tramitación administrativa que deberemos salvar, si bien es teóricamente viable debido a las especiales características del proyecto. No se hará mención al proceso adminsitrativo más allá de este breve apunte, sin embargo, dentro de un análisis sistémico, debe ser considerado como un factor importante capaz de condicionar fuertemente el sistema general.

En primer lugar, estudiamos las condiciones orográficas y naturales tratando de reunir el máximo de beneficios y el mínimo de inconvenientes. Resulta de gran importancia enfocar la intención de búsqueda en un objetivo concreto de forma previa al proceso práctico de búsqueda. Este esfuerzo va a fraguar una imagen mental que debe ser mantenida con una emoción positiva. Esta imagen se irá cargando de matices a medida que entremos en contacto con imágenes reales y establecerá un vínculo subconsciente con el objetivo que nos permitirá reconocerlo porque, de realizar este proceso correctamente, seremos llevados al lugar adecuado como un imán y deberemos estar preparados para reconocerlo. Esto, normalmente, no ocurrirá a la primera, así que debemos tener paciencia y no perder la imagen que perseguimos. Es importante entender que no estamos solos en esto, que nuestra intención afecta a la realidad y que es conveniente saber movilizar energías que nos sean favorables. La identificación de un lugar es una oportunidad única para conectar con aquello que es mas grande que nosotros.
En nuestro caso, habíamos creado una imagen arquetípica previa basada en la tradición china del Feng Shui. El objetivo de este arte milenario es establecer las condiciones más favorables para el adecuado flujo de las energías y mejorar la calidad de las mismas. No es nada despreciable el fundamento de estos principios que se materializan en operaciones aparentemente muy simples, si bien no menos efectivas. Es fundamental, sin embargo, profundizar en su comprensión y asimilación para incorporarlos a nuestro sentido perceptivo de una forma más intuitiva y menos dogmática. Esto nos permitirá interpretar la realidad del medio de una forma más directa y eficaz, al tiempo que podremos introducir alteraciones y correcciones conscientemente sin por ello perjudicar la calidad de las energías del lugar. Este dato es importante, ya que no siempre encontraremos las condiciones ideales y deberemos reconocer cuando se puede actuar, introduciendo las correcciones necesarias, y cuando debemos descartar una opción, por muy a tiro que se ponga. 


Sin entrar en analizar el simbolismo del FS, el lugar deberá encontrarse orientado al mediodía, preferentemente, con una ligera pendiente descendente, despejado al frente, con una visión profunda del horizonte y manteniendo una posición ligeramente elevada, no deberá hayarse en el fondo de un valle y, en la medida de lo posible, debería disponer de un arroyo de agua clara en las inmediaciones o que cruce frente al edificio. Estará flanqueado por cinco animales simbólicos asociados a los cinco elementos de la Medicina Tradicional China, que son los siguientes. Al este, dragón verde (los puntos cardinales se invierten en el hemisferio sur), norte, tortuga negra y oeste, tigre blanco. Esto es, la edificación deberá disponer de sendas protecciones, al modo de los brazos y respaldo de un confortable sofá. Esta imagen gráfica nos ayudará a asimilar la idea fácilmente. Estos elementos de protección pueden ser desde una roca, un árbol o conjunto de ellos, una montaña o colina o cualquier accidente orográfico asimilable. Si no existen, habrá que crearlos y deberemos evitar alterar excesivamente esta configuración para no obligarnos a realizar correcciones posteriormente. Al sur, a los pies de la edificación, nos encontramos con la serpiente amarilla que simboliza la tierra y más allá de ésta, el Ave Fenix rojo, simbolo del fuego y, como el sol, renace cada día. ëste último podría estar materializado por una colina o un paisaje al fondo, en el horizonte.

Con esta configuración, nos hayaremos bien anclados a la tierra, en un terreno favorable para el jardín o la huerta, con una visión despejada al frente, orientado al mediodía, de donde recibiremos la energía del sol que activa nuestro organismo físico, armoniza nuestro campo emocional y favorece el funcionamiento de la mente al eliminar obstáculos. La montaña a la espalda, cubierta de espeso pinar, nos protege del viento frío del norte durante el invierno y aporta frescor en las tardes veraniegas, al descender el aire frío, más pesado, entre la vegetación. El agua corriendo libremente activa la energía pránica o chi del lugar, cargando el aire de iones negativos, sumamente beneficiosos para la salud. Del mismo modo, nos encontramos protegidos por elevaciones montañosas al oeste y al este que actúan como armonizadores del chi, equilibrando el Yin y el Yang respectivamente.


A continuación mostramos, sobre una imagen de satélite, el encaje de estos elementos y la localización de la parcela en el centro, marcada con x. Como puede comprobarse, el emplazamiento cumple con las condiciones de buen sitio, desde el punto de vista del Feng Shui, al menos, en lo que a la superficie se refiere. Al este y oeste dos montes protegen a cierta distancia y un tercero, más alto, al norte a espaldas de la edificación. El efecto se ve reforzado por la masa de arboles en forma de "U" que circunda la finca reforzando la protección inicial. Al sur, sin embargo, el terreno con suave pendiente descendente, flanqueado por sendos arroyos de montaña con un caudal aceptable y dos pequeños embalses. Por este motivo no será necesario hacer correcciones en principio, salvo que nos encontremos con alguna geopatía grave.


El siguiente paso consistirá en hacer una exhaustiva toma de datos sobre el terreno a nivel radiestésico y reflejarlo todo sobre un plano topográfico.


lunes, 15 de abril de 2013

UNIVERSO HOLISTICO 59

Como cada mes, os dejo el enlace a la versión digital de UNIVERSO HOLÍSTICO, publicación en la que colaboramos habitualmente, confiando en que los temas sean de vuestro interés.


sábado, 13 de abril de 2013

BIOCONSTRUCCION: CONSTRUIR CON TIERRA CRUDA

Hoy vengo a traeros un reportaje que muestra, en tres partes, la historia y el desarrollo de los procesos constructivos en tierra cruda, sus ventajas e inconvenientes así como las razones de su empleo y las sinrazones de su abandono.

Debemos empezar a despertar y, para ello, es imprescindible desprendernos de creencias. No es necesario ni positivo, hacer una previa selección de cuales van a ser aquellas creencias que vamos a revisar, cuales vamos a abandonar y aquellas que van a pemanecer sin ninguna duda, eso es demasiado racional. Las creencias siempre son racionales, son producto del miedo a que el suelo desaparezca bajo nuestros pies... y eso es, justamamente, lo que necesitamos, que desaparezca. De ese modo, únicamente así, nos daremos cuenta que no necesitamos ese suelo firme bajo nosotros. No caeremos a ningún sitio por su ausencia y tomaremos conciencia de nuestra verdadera realidad. No necesitamos suelo porque podemos volar allá donde nuestra voluntad nos quiera llevar.


La construcción en tierra cobija a más de 2.500 millones de personas en el mundo y existen en pié edificios con una antigüedad de más de ¡7000 años! ¿que edificio de construcción moderna es capaz de superar esto? además, son construcciones económicas, saludables (cosa que no ocurre con prácticamente ningun edificio moderno, si acaso un 1%), no producen contaminación ni residuos y su construccion no consume prácticamente energía (20 veces menos que la construccion tradicional en ladrillo, por ejemplo).


"Creer" que la construcción en barro significa un atraso es eso, una creencia, no una realidad y no debemos confundir las creencias con la realidad porque eso nos impide evolucionar igual en lo personal que en lo profesional. Si aplicamos tecnología moderna a la construcción en tierra cruda podemos descubrir una fuente de posibilidades creativas y tecnológicas increiblemente versátil y un método de construcción que nos aproxime al ideal de una buena arquitectura. Si bien es cierto que las técnicas tradicionales en tierra y paja son limitadas, en cuanto a forma y dimensiones, no lo es menos que, con los conocimientos técnicos actuales, esos límites se pueden extender considerablemente ampliando el rango de posibilidades de diseño.





martes, 2 de abril de 2013

LA ALTERNATIVA RURAL Y EL OCASO DE LAS CIUDADES



¿Quién no ha estado tentado alguna vez de escapar de toda la vorágine que nos envuelve y trasladar su residencia a un lugar amable, tranquilo y rodeado de naturaleza?


Existen en nuestro país una enorme variedad de opciones para hacer realidad este sueño pero es, tal vez, la repoblación de un perdido pueblo abandonado, la que mayor atractivo ofrece a los aventureros que persiguen el ideal de una vida rural como alternativa de futuro.


Muchos hemos llegado a la conclusión que la única posibilidad de cambiar las condiciones de nuestro entorno es empezar por cambiar lo que está en nuestra mano, lo único que nos pertenece en realidad, que no es otra cosa que el gobierno de nuestro destino. No es necesario, por obvio, hacer un repaso de los condicionamientos que la vida urbana nos impone y la difícil perspectiva que se abre ante nuestros ojos, cada cual tiene elementos de juicio suficientes para valorar esto. Para mí, es evidente desde hace ya bastante tiempo, que vivimos el ocaso de las ciudades, que el entorno urbano ha dejado de proveer para empezar a absorber, ofreciendo siempre un balance negativo a sus usuarios.



Para analizar este fenómeno con fundamento, primero es necesario considerar los tres aspectos que nutren la estructura básica del ser humano, en términos de geometría sagrada y energética, la base geométrica del tetraedro que constituye nuestra estructura natural y que es necesario equilibrar. Me refiero a los aspectos físico, emocional y mental que constituyen las tres frecuencias básicas cuya armonía es necesaria para alcanzar la autorrealización en el plano superior, el eje vertical que permite cerrar la geometría añadiendo un nuevo vértice, la dimensión espiritual. Cuando no hay equilibrio en la base de la figura, no hay evolución y la autorealización que asociamos a la idea de felicidad se nos presenta inaccesible. En la vida práctica, el plano físico, lo podemos relacionar con las condiciones de subsistencia, alimento y cobijo, la economía y la salud. El plano emocional, tiene que ver con las relaciones que tenemos con los demás y con nuestro entorno y el plano mental con los aspectos intelectuales, los procesos de aprendizaje y el autoconocimiento. Estos tres aspectos representan aspectos energéticos relacionados con el ser humano que han sido estudiados recurrentemente por pensadores y filósofos de todo tiempo desde que la historia de nuestra especie existe.


Para no desviarnos demasiado del tema principal y adoptando términos de psicogeometría, podríamos avanzar que el desarrollo evolutivo del ser humano trata de resolver el conflicto en la oposición de fuerzas dentro de los tres psicotipos humanos asociados a las energías descritas anteriormente, a saber, libertad, amor e individualidad frente a sexo, poder y dinero. La energía que vibra en las ciudades, donde impera el modelo de economía neoliberal globalizado, genera una tensión desequilibrante de los esquemas anteriores donde no queda más que un impulso compulsivo hacia el consumo como única evasión. Remedio que no es tal, pues proporciona la ilusión efímera de una satisfacción inexistente y deja, tras de sí un vacío interior además de un agujero en nuestras economías. Podríamos considerar el consumismo como la última droga de diseño de nuestro modelo económico y esto es solo una muestra del repertorio de condiciones que impera en el entorno superurbanizado en que vivivmos. El mantenimiento sostenido del organismo en esta vibración produce estrés en los tres sistemas básicos, a nivel físico, a nivel emocional y a nivel mental, es decir, genera enfermedades de todo tipo, carencias emocionales y deficiencias en la relación con los demás y, finalmente, problemas psicológicos y psiquiátricos añadidos.



Este círculo vicioso de la vida urbana distorsiona la realidad subjetiva pretendiendo convertirnos en objetos de consumo y, lo más triste, adoptamos ese papel a la perfección sin preguntarnos por la existencia de alternativas más saludables y benéficas en todos los aspectos. ¿Somos capaces de ver la puerta que tenemos delante?. Por supuesto que salir de la ciudad supone renunciar a una serie de “ventajas” pero se trata de una cuestión de rentabilidad, por utilizar el léxico propio de la religión neoliberalista y, en este caso, está claro que vivir en la ciudad hoy día no renta en absoluto, es decir, genera saldos negativos en nuestra vida o, lo que es igual, no interesa, en términos generales.



Desafortunadamente, la mayoría de las personas está demasiado anclada en ciertos hábitos y costumbres por lo que no se plantea que un cambio tan radical le pueda reportar beneficios. Muchos prefieren lo conocido, aunque no les satisfaga en absoluto, a lo incierto o desconocido por muy prometedor que aparente. Sin embargo, la situación actual, como en los momentos de grandes movimientos demográficos migratorios, es propicia para dar este paso pues, al igual que en las ocasiones anteriores, no hay gran cosa que perder en muchos casos.


Veamos una relación de los cambios que nos puede ofrecer la vida rural y el campo por contraste con la vida urbana, a ver qué tal nos resuena. Por ejemplo, la vida rural favorece una visión más integrada de las relaciones humanas frente a la deshumanización que impera en la ciudad donde priman factores como la competencia y la desigualdad. En realidad, todo el ambiente y los factores psicológicos urbanos derivan de las dinámicas a que obliga la concentración de la población en un espacio carente de recursos naturales y donde, por tanto, toda actividad debe estar vinculada con algún tipo de servicio. Es decir, la ciudad no produce en términos generales, solo consume y, más que consumir, devora y constituye un gran sumidero de energía. En la ciudad todo se torna artificial y mecánico, existen infinidad de restricciones a la libertad de acción, abundan los conflictos, el coste de la vida es elevado, impera la aceleración y el ruido, la contaminación ambiental y electromagnética y nos vemos envueltos en una espiral de gasto interminable, amontonando facturas a final de mes, vivimos endeudados y, finalmente, nuestro precioso tiempo, aquel que teníamos para nosostros mismos, ha dejado de existir porque trabajamos, si tenemos suerte, más horas de las que deberíamos para poder costear nuestra vida urbana y perdemos mucho tiempo en desplazarnos de un lugar a otro… ¿qué vida es esta?


Por el contrario, el medio rural aún careciendo de muchos servicios, absolutamente prescindibles en su mayor parte, ofrece otra serie de ventajas como alternativa que cada cual debe valorar. Un entorno natural siempre aporta una energía más armónica para nuestros sentidos. La visión del paisaje, los olores naturales, el sonido de los pájaros y, a veces, un silencio que no recordábamos, la brisa, el aire puro, etc suponen toda una serie de estímulos sensoriales vinculados con la energía dominante en este medio, por cierto, muy beneficiosa para nuestro sistema físico-emocional-mental. Por otro lado, la calidad de vida viene a incrementarse en relación directa a la disponibilidad de tiempo y a un coste mucho menor que en la ciudad. En un entorno rural podemos disponer de libertad para iniciar actividades que nos aporten mayor satisfacción y así poder evolucionar de una forma armónica como seres humanos. Podemos crear nuestro propio huerto, generar la energía que consumimos y procesar nuestros resíduos, incluso, proveernos de agua para consumo recogiendo y almacenando la que recibimos de la lluvia. No es necesario, si uno así lo decide, depender de ningún suministro externo para vivir, lo cual es impensable en una ciudad. Podemos consumir productos naturales sin procesar industrialmente y no envenenar nuestro organismo con transgénicos, animales hormonados y toda serie de productos químicos tóxicos, por no hablar del mismo agua que bebemos. Sin duda, nuestra salud se verá beneficiada si lo hacemos. En un entorno donde existe armonía, paz y tranquilidad, donde somos libres para disponer del tiempo, llevar una vida saludable y no estar agobiados por llegar a final de mes, podemos desarrollar nuestras habilidades de la forma que elijamos, cooperar con los demás, ser independientes, compartir, aprender de unos y enseñar a otros, en definitiva, alimentar el ciclo sagrado de dar y recibir.


Ciertamente, elegir la vida del campo supone un cambio radical en nuestros hábitos, en la forma de pensar y en cómo nos relacionamos con nuestro entorno. No todo el mundo que vive en un pueblo lo hace de esta manera, pues las dinámicas de la vida urbana, con todos sus vicios, se encuentran muy arraigadas en la población gracias, en gran medida, al papel destructivo y limitante que ejerce la TV sobre las mentes pero, en cualquier caso, el libre albedrío es intrínseco al ser humano y uno puede elegir siempre el camino por donde conducirse. Lo primero que debemos elegir es cambiar el modelo de pensamiento en el que somos dependientes de una serie de estructuras organizadas y no podemos desenvolvernos sin ellas. Lo cierto es que sí podemos.


Finalmente, si decidimos trasladarnos a vivir al campo, es necesario contar con un buen proyecto para triunfar en este empeño. Vamos a distinguir dos conceptos en primer lugar. No es lo mismo, ir a vivir a un pueblo una vida urbana, aunque este podría ser un primer paso y siempre más saludable que la ciudad, que trasladarse a un medio natural no urbano o, llamémosle, rústico. Aquí nos referimos al último caso.Esta opción nos va a exigir grandes dotes de adaptabilidad por lo que es necesario romper con viejos moldes y adquirir nuevas habilidades y conocimientos relacionados con el nuevo medio. Por fortuna, internet y el medio urbano proporcionan los recursos formativos específicos que vamos a necesitar, por lo que el primer paso lo podemos dar antes de salir de la ciudad. Preferentemente, deberáimos adquirir conocimientos relacionados con el cultivo y el cuidado de una pequeña granja, además de desarrollar algunas habilidades manuales que nos permitan resolver después con éxito la multitud de tareas diferentes que vamos a tener que acometer. Los principios de la permacultura ofrecen unos buenos fundamentos prácticos para relacionarnos en todos los campos que vamos a encontrar en el medio rústico.



El siguiente paso es diseñar un proyecto económico como soporte de nuestra iniciativa. El medio ruralece multitud de recursos susceptibles de aprovechamiento sostenible. El entorno determinará cuales son más disponibles y sencillos de explotar. Básicamente, si se trata de una zona próxima al monte, dispondrá de recursos forestales. Los recursos agrícolas y ganaderos siempre están disponibles, así como el viverismo, al menos por ahora, si no nos lo prohiben también. Luego tenemos los productos de transformación, como es el caso de la artesanía, las conservas, los productos lácteos, etc. A continuación, tenemos los servicios profesionales que podemos ofrecer a nuestro vecindario, que también es una alternativa y finalmente podemos, bien agruparnos con otros, para desarrollar una actividad común, servicio o producto, bien teletrabajar para una fuente de suministro externa de la naturaleza que sea, bien porque seamos informáticos, comerciales internacionales o compositores de música, eso da igual mientras pueda realizarse a distancia la actividad. Como puede verse, todas las actividades que planteo son actividades autónomas, pues la libertad que se persigue únicamente se consigue con independencia. Una vez, bien planeada la actividad económica que nos va a proveer de ingresos en el entorno que hemos elegido, deberemos encontrar y tomar posesión del lugar concreto.



La elección del lugar debe hacerse con criterios profesionales pues será preciso construir en él algún tipo de edificación, si bien, cualquiera puede adquirir por su cuenta los conocimientos necesarios e, incluso, autoconstruir lo que necesite. Cuetiones como la orientación, el soleamiento, los vientos dominantes, el agua, la vegetación circundante y los elementos geológicos del terreno, la climatología del lugar, la altitud, las energias naturales, los materiales disponibles en la zona y un sinfín de factores deben ser considerados. El terreno donde nos situemos deberá cumplir otros requisitos legales para poder construir, como disponer de una superficie mínima y tramitar los permisos necesarios en el Ayuntamiento correspondiente.



Una vez disponemos de todo lo anterior, estaremos en disposición de inicar una aventura rural. Lo primero que necesitamos cubrir son las necesidades de cobijo, agua y alimento. Tanto para la adquisición del terreno como para la autoconstrucción de nuestro primer módulo y, también, para el inicio de la actividad posterior, vamos a necesitar hacer una cierta inversión. Aquí me voy a referir a los mínimos, una vez obtenido el terreno por el procedimiento que sea, donación, compra, cesión temporal, etc. Utilizando un sistema de autoconstrucción y si disponemos de un grupo bien dispuesto de ayudantes, podemos construir nuestro primer módulo residencial con invernadero de 50 m2 con un presupuesto aproximado en coste de materiales de 3.000 € y diez días de trabajo bien planificado, nada que ver con comprar un apartamento en la ciudad ¿no es cierto? Claro que, las codiciones de confort y las instalaciones las podemos extender al límite de lo que deseemos pero, con este presupuesto, podemos disponer de un pequeño habitáculo autosuficiente con los elementos básicos que genera la poca energía que consume, recoge y acumula el agua de lluvia, reutiliza la usada en la ducha y el fregadero para alimentar una pequeña huerta y gestiona sus propios resíduos. Posteriormente podremos ampliar y completar el módulo, mejorando lo necesario pero, de momento, tendremos lo imprescindible.


El siguiente paso será asegurar nuestro sustento, para lo cual organizaremos una pequeña huerta y un invernadero básico donde cultivar algunos alimentos. Un pequeño corral con gallinas puede proporcionarnos un sabroso y económico alimento protéico a diario y, a partir de aquí, lo que cada cual sea capaz de abarcar. De momento, nuestro sustento básico está asegurado con un mínimo coste. Ya podemos sobrevivir casi sin gastar nada. Finalmente habremos de poner en marcha nuestra actividad económica, diseñada previamente, cuya gestión nos permitirá ir completando y mejorando las condiciones iniciales para alcanzar una estabilidad satisfactoria. Este es un esquema de supervivencia simplificado pero eficaz y contiene los problemas básicos a resolver. Otra de las vías de acceso al medio rural, aunque entraña mayor complejidad, es la repoblación. Existen en nuestro país un sinfín de pueblos que, por diferentes razones, fueron abandonados paulatinamente por sus habitantes hasta quedar, muchos de ellos, deshabitados por completo. En la actualidad algunos de estos emplazamientos reúnen condiciones ideales para ser reocupados. En el próximo número de UH trataremos este otro aspecto del acceso al mundo rural y su problemática.

Por último, quisiera hacer breve mención de una reciente iniciativa legislativa de la Comunidad de Madrid que, sin ser la panacea, sí pone la vista en la necesidad de favorecer este tipo de iniciativas. Se trata de la Ley de Viviendas Rurales Sostenibles que acompaña a una serie de iniciativas Autonómicas ya existentes, de las que difiere en la valoración de algunos parámetros, y que favorece la construcción de viviendas en suelos rústicos que no se encuentren especialmente protegidos, en unas especiales condiciones de sostenibilidad y preservación medioambiental. Curiosamente, son los grupos ecologistas los que mayor frente han presentado a esta ley y defienden a ultranza el modelo urbanístico vigente, aunque ya sabemos que el ecologismo militante hace tiempo que perdió el norte y, con él, su sentido pues carece de contenido propositivo más allá de la acción de protesta. Movimientos recientes como el Transicionismo, la Permacultura y la Arquitectura Integrativa encuentran hoy mayor profundidad de planteamientos y aplicaciónes prácticas.